miércoles, 9 de enero de 2008

Día 23 - Y fin... (14 de octubre)

Exacto, el últimó día del viaje. Pero tranquilos, tengo pensado crear otra entrada de como hacer tu propio inter-rail, para quien quiera hacer uno igual o planificarse otro viaje diferente y, quien sabe, es posible que esta página sea ampliada, objetivos de nuevos viajes hay. Quién se puede negar a un Oktoberbest.

Bien, vamos con lo que nos ocupa.

Recordais que en la anterior entrada, finalizaba hablandoos de "Ronquete". Este personaje, para que os hagais una idea, era como un hoolingan después de un Manchester - Chelsea, y para colmo, durmiendo solo con unos calzones que ni mucho menos estilizaban su figura. Pero esto no es lo malo, ya que no debíamos de tratar con él, la fatalidad radicaba en su manera de dormir, ruidosa por decirlo finamente... Sus ronquidos eran tales que nos llevaba a la desesperación, tan fuertes que hicieron de nuestra última noche un infierno, os aseguro que si llego a estar en la litera de abajo, el chut que le hubiese propinado lo podría haber firmado el mismísimo Puskas.

Pese a estos problemas, logramos dormir lo justo para, a la mañana siguiente, coger la mochila y tirar millas hacia el aeropuerto de Frankfurt-Ham, no el de Frankfurt-Main que es el que estaba más cerca, nosotros al barato que volábamos con Ryanair.

El objetivo era ir a donde estaba el autobus que llevaba al aeropuerto, esta vez llegamos tarde para coger el primero, pero muy tamprano para coger el segundo, que sería el nuestro. Por supuesto por el camino no pudimos evitar hacer una foto con lo más peculiar de lo poquito que vimos en Frankfurt, ni más ni menos que Mazinger a caballo.

Una vez subidos al autobus, solo quedaba hora y media de viaje hasta el aeropuerto.

Cuando llegamos a Frankfurt-Ham airport, y después de encontrar nuestra puerta de embarque, decidimos tomarnos unas salchichas enlatadas con pan bimbo, lo más cutremente posible, ya estabamos acostumbrados, sin pudor.

Un espisodio ocurrió en el aeropuerto, resultaba que había una chica española de unos 20 a 15 años que, después de hacer el imbecil con sus compañeras de viaje, pretendía viajar con el carnet de conducir y sin DNI, imaginaos lo que pasó. La niña entre sollozos reclamaba que en España le dejaron volar con ese carnet, pero obviamente esto no era España, al final se la llevaron Dios sabe donde y sus amigas embarcaron, pero ¿felizmente? la muchacha pudo embarcar tras solucionar su altercado, pos menos mal, diría la tiparraca, sus amigas no se...

Después de reslver la duda de si Pablo podía pasar como equipaje de mano la florecilla de las narices y su jarra (la mia decidí echarla en la mochilaca grande previos rezos), resultó que se podía, y antes del embarque, sobretodo Pablo y Ángel, hicieron la merecida despedida de sus botellas que mantuvieron los 23 días de viaje, unas botellas de agua con gas adquiridas en Göteborg y que fueron rellenadas una y otra vez.



Después de la pertinente espera, subimos al avión y rumbo a Murcia, concretamente al aeropuerto San Javier.



Y a ver si me podeis resolver una duda, esque tengo dos fotos desde el avión y no se cuál es la de Europa y cuál la de España (véase el sarcasmo).






Y bueno, el resto os lo imaginais, llegada al aeropuerto ¿felicidad? pues no, yo lo resumiría con una frase de Pablo: "¿España?, buaaj (con una salivación hacia el suelo XD)". Asique separación después de 23 días, cada uno con su familia hacia casa.

¡Pffff! y ya se acaba otra vez el viaje, como dijo Ángel, con deseos de hacer otro lo antes posible y recomendando a todos que nos imiten.

No dejad de visitar y leer el blog para inspiraros para nuevos viajes, mi labro será ahora, a parte de crear la entrada que prometí al principio, será rellenar las entradas que se quedaron pobres en anteriores días y quién sabe si mejorar el aspecto de la página para que quede algo gracioso.

Eso fué todo del viaje, un saludo mochileros y hasta la próxima.


domingo, 6 de enero de 2008

Día 22 - La última noche (13 de octubre)

Despertamos en el gran albergue de Heidelberg.

Al asomarnos por la ventana esa mañana, descubrimos un personaje que venía a visitarnos, se trataba de un pavo. Y ya debeis imaginaros lo que hicimos, un pavo hambriento más superabastecimiento de barritas energéticas. Aquí un vídeo.












Vaya hambre que llevaba el bicho...


Puesto que a las 13:47 debíamos coger un tren hacia Frankfurt (nuestro último destino), tocaba hacer una visita de las nuestras por Heidelberg. El objetivo era subir al castillo, viendo lo que pudiésemos por el camino.

Por supuesto, el camino hacia el castillo dió pié a sus respectivas fotos por el camino, además de que "el hombre de la margarita" comprase otro regalo, en esta ocasión, una chapa de Franciskaner.


Aquí un ejemplo de las fotos, yo ya estaba un poquito harto de ver todas las fotos iguales y aquí quedó reflejada mi protesta XD.








Después de ayudar a unas asiáticas bastante majas a fotografiarse, cosa de San Pau, fuimos al castillo. Adivinad que tocaba... ¡siiii! una nueva cuesta mortal hacia arriba. Pero en esta ocasión hay documentación visual de la gesta.











Una vez arriba, de nuevo la agradable sorpresa de que hay que pagar por entrar al castillo, por suerte esta vez pudimos tomar grandes instantáneas de las vistas que ofrece Heidelberg, que menos después de subir el tourmalet.




Después de bajar, fotografiamos hasta donde habíamos subido, observad al fondo el castillo.





Solo quedaba comer, un kebab por supuesto, y llegar a la estación de tren para nuestro último destino. Frankfurt.





A ver si obsevais el precio del kebab a la izquierda




Llegada a Frankfurt, ahora haceros a la idea de que llevabamos una mochila gigante a la espalda y que llevábamos toda la mañana andando, cuestaca incluida.


Después de ver dónde debíamos coger el bus que nos llevaría al aeropuerto de Frankfurt-Ham al día siguiente, caminamos de nuevo rumbo al albergue que nos había reservado el hombre de Triberg.


Aquí podeis ver el albergue, igualito al de la foto de la guía de albergues de Alemania.


Una vez en el albergue, nos tocó separarnos de habitación, Ángel a una (escaleras arriba) y Pablo y yo para otra, con otros 2 desconocidos compañeros de habitación. Duchica y nos vemos abajo. No hay video de la ducha ¡pájaros!
Deicidimos cenar el menú que nos ofrecía el albergue. El lugar de la comida estaba llenito de crios de 15 años y Ecuatorianos, tal cual... La cena, riquísima. Todo lo que no eran sandwich sabía a gloria y más calentito.
Después de 22 días y todo éste caminando, no había ganas de nada, asique lo único que hicimos fué buscar un sitio donde ver el Dinamarca - España de clasificación para la eurocopa. En los bares solo encontramos otros partidos que no era el nuestro y en el albergue daban el Alemania - Irlanda, obviamente. Lo único que conseguimos fué un sport-bar que ponía los resultados en una especie de teletexto, 1-3 es todo lo que vimos.
De vuelta al albergue, partidita de futbolín. Si somos 3, pero en esta ocasión se nos unió una chabalita de unos 15 años, nativa de Hong-Kong. Seguramente los que me conocen saben de mi devoción por las asiáticas, pero también sabrán que soy buena gente y no suelo interesarme por alguien con 12 años menos que yo :p, aunque la chabala era guapa hay que reconocerlo, el idioma...
Total, que a dormir y esperar a ver los compañeros de habitación, en la nuestra un par de Hooligans que os relataré en la próxima entrada ya que casi corresponde con el próximos día, nuestro último día en tierras bávaras.
Solo diré un nombre, Ronquete, creo que ya os imaginais el resto...
Ale, hasta la próxima entrada, ¡¡el último día!!