lunes, 31 de diciembre de 2007

Día 21 - El escándalo de Triberg (12 de octubre)

Ya estamos terminando, seguro que lo echareis de menos... Por ahora seguid leyendo.

Empezamos el día en Triberg obviamente. Primer paso, el desayuno. Vimos confirmadas nuestras sospechas de que allí no había nadie cuando vimos el buffet libre de desayuno preparado para 4 personas, nosotros 3 y el inquilino fantasma. Tomorrow is full? un pijo.


Nos dirigimos a la recepción con la esperanza que no estuviese el cabezón del día anterior, y una persona más cuerda nos ayudase en nuestra situación, la posibilidad de dormir en la interperie se cernía sobre nuestras cabezas.


Una vez vimo quien había en la recepción, el mismo cabezón alemán del día anterior, intentamos hacerle entrar en rázón, íbamos dados... Today is full. Como será que un albergue se llena enterito de un día para otro y es más, si nosotros realmente teníamos la reserva para ese día, por qué carajo decía el hombre que no había sitio, podría no haber sitio, pero nuestra reserva debe estar disponible.


Finalmente por lo menos el hombre nos ayudó a buscarnos un alojamiento para esa noche. Insistía en que nos quedásemos en el albergue de Millinger, o algo así, pero tras estudiarlo bien, decidimos que el hombre nos reservara en Heidelberg, una ciudad a 180kms de Triberg y lo que era más importante, a unos 90 de Frankfurt, donde, el lugar donde acabaríamos nuestro periplo por Europa y donde reservamos la última noche gracias a este hombre del que nos fiábamos poco.


Una vez sabido dónde íbamos a dormir esa noche, solo quedaba buscar un tren que saliese hacia Heidelberg y ver algo de Triberg. En teoría ese tren saldría sobre las 14 horas.


Por suerte, en el albergue nos dieron una tarjetilla que nos permitía entrar a una especie de recinto cerrado, donde se podía ir viendo las maravillas de la Schwarzwald (selva negra). Sobretodo cataratas.












Y en eso consitía la visita, bastantes cataratas, todo verde, una piedra famosa y ardillas correteando por allí.
















Nuestro siguiente objetivo era ver lo más famosos que había en Triberg, que no es otra cosa que el primer Reloj de Cuco diseñado (kuckucksuhr) y lo conseguimos.






Y cerca de allí descubrimos otra cosa interesante, que es que allí en Triberg es donde nace el río Danubio, el segundo río más largo de Europa. Por supuesto no pudimos resistir la tentación de tocarlo y... bueno, hacer otras cosas.













Esto era todo lo que podíamos ver de Triberg, tampoco había mucho más, así que nos dirigimos hacia la estación de tren, previa compra de un kebab para comer, por supuesto.


Una vez en la estación, comenzó el show. El tren no llegó a su hora y ni la hora posterior ni a la siguiente, etc. Iban anunciando los retrasos por megafonía y, aunque no entendiésemos lo que decía, podíamos saber si el tren llegaba tarde por las reacciones de la gente. Era como cuando vas al fútbol y hay alguna jugada polémica y tu no te has enterado de nada, pero sabes si es a favor o en contra de la gente por el murmullo y gritos del público, más o menos.


La espera dió para mucho, recargarse de barritas energéticas y jugar con nuestra imaginación, como la interpretación propia que teníamos de los carteles. Por ejemplo, aquí un cartel que prohibía bailar cuando se acercaba el tren porque te rompía el ritmo, en rayas rojas está indicado la "zona de ritmo".







Así es como inventamos la leyenda de Triberg.

Básicamente pensábamos que el maquinista no quería volver a Triberg desde que se quedo en el albergue y no le dajaron quedarse más de una noche. Existe esa versión del cuarto hombre del albergue, algunos dicen que esa plaza la ocupaba el inquilino fantasma, que mataba a todo el mundo que se quedaba más de una noche en el albergue a los gritos de "Only one niiiiight".


Total, que el tren al final llegó a las 16:32 con su merecida ovación al maquinista que reunió el valor suficiente para volver a Triberg. Subimos al tren y ya quedaba miriendar algo, hacer la escala pertiente en Karslruhe y llegar a Heidelberg.











Por fin llegamos a Heidelberg, que no tiene nada que envidiar a otras ciudades, una gran estación, un río enorme y carril bici, aunque para ello haya que dejar una cera en la que no caben 3 personas en línea. Encontrar el albergue sin mapa no era cosa fácil y más aún sin nombre de las calles, esto nos hizo entrar a preguntar ni más ni menos que en una biblioteca. Comseguimos un mapa y llegar al albergue ¡uf!

Y la verdad esque el albergue era de lo mejorcito que vimos en todo el viaje, disponía de toda clase de juegos en los que se encontraban el ping-pong y el futbólín, a parte de tener un campo de fútbol y otro de rugby, pudiendo pedir balones en recepción. Lástima que fuese una visita fugaz. Al final cena de pizza en el propio albergue y a dormir en nuestra habitación de cuatro personas, en la que, esta vez, nuestro compañero era un chinorri (Thailandes), muy majo el hombre.

Y esto fué todo de esta estreseante día como algunos otros, pero digno de contar como todos los anteriores. Con esto me despido hasta la próxima entrada que será publicada en el nuevo año 2008.

Feliz año nuevo a propios y extraños.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Día 20 - Only one night (11 de octubre)

Hooooola, amantes del inter-rail.

La mañana ya comenzaba mal, pues debíamos abandonar la ciudad de la cerveza por excelencia y coger el tren que nos llevaría rumbo a Füssen una localidad alpina alemana en el estado federado de Baviera. Por supuesto, y fieles a nuestra costumbre, llegamos con el tiempo justo a la estación con su respectiva carrera para no perder el "caballo de hierro".


El tren lo cogeríamos en Münich a las 7:53 y llegaríamos a Füssen haciendo escala en Buchloe.




En Füssen hay tres cosas principales que hay que ver: su lago y sus 2 castillos. Nosotro como íbamos, como siempre, con poco tiempo sólo pudimos ver el castillo de Neuschwanstein, más conocido como el castillo de las pelis de Dysney.



La buena vista es desde el Puente de María, que es donde todo el mundo toma sus instantáneas. Pero nosotros habíamos comprado unas entradas para verlo por dentro por unos 8€ (esto si que no es fiel a nuestra costumbre) y no tuvimos tiempo de ir a ese puente, asique esta es la mejor foto que tenemos del castillo.




Hay muchas más fotos que podeis ver aquí: http://samper83.spaces.live.com/ en el album de Füssen por supuesto. Merece la pena echarle un vsitazo.


Para ir al castillo tuvimos que coger un bus que nos llevó hasta las taquillas donde se compraban los billetes para entrar al castillo.


Una vez comprados los billetes, solo quedaba subir hasta el castillo, ¿solo? jur jur.


El acceso al castillo no es recomendable, a no ser que te pilles un carruaje de esos tan monos que se podían alquilar, pero nosotros ya llevábamos un entrenamiento digno del mismísimo Rocky Balboa, así que, mochila a la espalda, tocaba subir una cuesta que podría ser incluida en el tour de Francias. Si creeis que va a ser la cuesta más dura del viaje seguid leyendo....


Ahora sí esta subida era digna de hacer, ya que, si evitabas los numerosos excrementos de caballo, te dejaba un buen sabor de boca todo el paisaje que veías a tu alrededor, digno de estar entre las 10 mejores fotos del viaje.








Una vez llegamos arriba, nos encontramos con un montonazo de escuelas que habían ido a visitar el castillo, me da la sensación de que ese castillo está siempre hasta los topes, la verdad esque merece la pena verlo. Desde arrriba también hicimos fotos de las buenas que ampliamente podeis ver donde ya deberíais saber.





Ese puente que veis en el fondo de la imagen, es donde se podía fotografiar el castillo completamente, "la vista Disney" se le podría llamar.


Mientras esperábamos para entrar a nuestro turno de visita en español, pudimos apreciar que hay chinos con "pasta", ya que había unos asiáticos que, o se iban a casar allí, o lo habian hecho recientemente. Pablo grito un "¡viva los novio!" pero obviamente nadie le coreo una respuesta típica de boda "¡viva!", no ocurrio, esto no es españa y pensarian que solo era un zumbao.



Bonita boda, quien pudiera casarse con una china, bueno y en el castillo también XD.


Cuando llegó nuestro turno de entrar al castillo, nos dimos cuenta que "visita en español" quería decir que cogías una especie de teléfono movil, que te comentaba las cosas en tu idioma. La verdad esque estaba muy bien el interior del castillo, pero no se podían hacer fotos ninguna en su interior, una de las visitantes lo intentó y fué recriminada por ello por la guía de una manera desaforada.


Cuando estaba terminando la visita y ya solo quedaba pasar por la tienda de regalos, el servicio, etc. Salimos escopeteados por todas las estancias, rumbo a coger el próximo tren.


Y allí estábamos, bajando a toda velocidad y brincando las mierdecillas de caballo cual cabras montesas por la cuesta de acceso al castillo, pasando por al lado de los sementales con el temor de llevarnos una coz.
Una vez abajo, la espera para coger el bus, sorteando a los chabalines que por allí había par subirnos sin que el chofer nos dejara en tierra. Increiblemente, una vez más llegamos a tiempo o mejor dicho en el tiempo justo, como siempre. Así que despues de recoger las mochilas de las taquillas, solo quedaba subirse al tren que quedaba un largo viaje hacia Triberg, nuestro próximo destino, en pleno corazón de la selva negra, "Savage Garden" como diría aquel XD.



El viaje en tren no era corto precisamente. Unas 5 horas que incluían sus 5 trasbordos de tren. Como podreis daros cuenta, tantas horas dan para mucho. Comimos por supuesto en plan cutre en el tren, con nuestro bocatas y latas de comida, pero lo importante fué algo que surgió en ese viaje, el juego de "la carta".

La carta, ese nombre sugió de Pablo sin saber de que iba a ir el juego, sus palabras fueron: "Os voy a enseñar un juego, se llama la carta". Despues de tantas horas y tantan partidas a "la escoba" o al poker, nos pusismos a imprivisar. Nos pegamos las cartas en la cabeza y se nos ocurrió que el objetivo del juego podría ser, que contando las cartas que tus contincantes tienen en la cabeza más la tuya propia, deberías decir el resultado que suman. Parece absurdo, y de verdad que lo es, pero tiene su intrígulis. El primero es el que lo tiene mas jodido, puesto que no puede deducir su carta por las respuestas de los demás, una pequeña desventaja que no es decisiva.

Como buen juego absurdo, yo fuí el campeón indiscutible :p. He aquí una muestra en vídeo de este juego que causará furor en todos los viajes y borracheras que hagas con tus amigos.




Después de este desarrollo de ingenio por nuestra parte (locura de la clase turista lo llamaría yo), llegamos a Triberg. Un pueblecillo alemán en plena selva negra más oscuro que Eto'o y Touré jugando sin focos...

Pues obviamente, nuestro primer objetivo era encontrar el albergue, cosa no facil, ya que nos teníamos que ver con un nuevo obstáculo: el inglés de Triberg, o el Tribeño, como lo querais ver.


El Inglés Tribeño es algo peculiar, es una manera de combinar el inglés de barbate con el idioma universal del gesto. La muchacha de la gasolinera, nos explicaba como buenamente podía como llegar al albergue, lo que podía decir es: "You walk" mientras hacía el gesto de andar de supermario, también decía: "left, rigth?" señalando direcciones que no concordaban con la dirección que indicaba con la mano al estilo de cuando le dices a un chabal "así vuela el avión".


Pese a estas dificultades técnicas, conseguimos tomar la dirección correcta hacia el albergue, cosa no muy dificil, ahora sí, la carretera picaba hacia arriba que daba gusto, si antes os decía que el camino hasta el castillo de Füssen podía pertenecer a una etapa del tour, pues esta sería la etapa reina.


Para subir esa carretera no hacía falta un sherpa, pero teníamos a Ángel, que imprimia un ritmo infernal capa de dejar atrás al mismisimo Miguelón (y Miguelón iría en bici). Aún así, a Ángel también se le veía flaquear, normal por otra parte. No he mencionado que llevábamos las mochilacas gigantes a la espalda y la pequeña detrás, cosa que prácticamente nos hacía caernos de culo.


Era una pesadilla, una subida que podría haber sido narrada por Stephen King, los números de las casas no pasaban nada deprisa, los kilómetros se sucedían, hasta que vimos la luz después de la agonía del ascenso.


Sudando como cohinos y con el temor de haber perdido un dedo del pié llegamos al albergue. Todo solucionado, pensamos... Locos de nosotros´.


Allí no había nadie, tuvimos que llamar al hombre de la recepción que segurmente no esperaba a nadie capaz de subir semejante cuesta. La cuestión esque nosotros llegamos un día antes de lo previsto, pues la reserva la teníamos para el día siguiente, el viernes. Pero no había ningún problema. El problema surgió después, cuando le explicamos al hombre que nosotros queríamos dos noches en lugar de una sola y aquí vino el lío.


El hombre insistía en que esa noche era posible, pero que dos no, imposible. Más concretamente sus palabras fueron: "Tonigth is posible, two nigth not posible". Y no había manera de hacerle entrar en razón al hombre, insistiendo que esque nuestra reserva estaba hecha para mañana, que era hoy cuando nos quedabamos de más, nacía la leyenda de Triberg. Pues nada, estabamos fundidos y dejamos el "papeleo" para el día siguiente.


El albergue estaba completamente vacío, y no lo digo como una exageración, vacío vacío, nadie, nothing. Solo nosotros tres, ya dudábamos de que "tomorrow is full" como decía el recepcionista de los....


Así que una duchica buena, que nos hacía falta y a dormir, esperando que el día de mañana fuese mejor que éste. Si quereis adelgazar os recomiendo este viaje 100%.



Ale, a dormi y hasta la próxima entrada. Comentard, no es pecado....

lunes, 24 de diciembre de 2007

Día 19 - No hay sexto malo (10 de octubre)

Con el ansia viva de deborar países, empezamos esta entrada viajando una mañana de Münich a Salzburgo, en Austria, nuestro quinto país visitado (no contamos España claro).

Para los que no habéis llevado la cuenta, los 6 países son: Suecia, Dinamarca, Alemania, Holanda, Bélgica y ahora Austria.




Antes e subir al tren, en la propia estación de Münich, fué donde adquiri mi pulsera del oktoberfest, de la que ahora solo queda una semipulsera totalmente blanca en mi muñeca derecha.


El treyecto en tren hacia Salzburgo, fué cuanto menos peculiar.


De nuevo, como en Holanda, teníamos un corpantimento para nosotros solos. Solos hasta que entró una mujer con su hija pequeña, Caroline.





Esto nos amenizó bastante el viaje. En la foto aparece seria pero fué casualidad, ya que la niña no paró de reir y jugar con nosotros el trayecto que compartimos. Aprendimos alemán con su librito infantil y nos comunicamos como buenamente pudimos con su madre, que amalemente nos ayudó con un crucigrama que Pablo estaba intentando completar ¡¡en alemán!! Y sorpresa para todos, el crucigrama se completó con exito. He aquí una prueba:




Una vez en Salzburgo, de nuevo grandes paisajes que en España habría que rebuscar hasta el lugar más recóndito, por supuesto con su pedazo de riachuelo que es como cinco "Seguras" a tope de agua.









Por el camino, descubrimos una calle bastante graciosa, donde se encontraba la casa donde vivió Mozart, por supuesto cobraban la entrada, como no...




Y si os pensabaía que aquí Ángel no tenía animalicos a los que fotografiar, estabais muy equivocados. Aquí una vaquita.


El recorrido por Salzburgo iba destinado a subir una fortaleza (infernal desde luego). Una cuesta bastante maja la que había. Todo el mundo subía a esta fortaleza con el animo de unas vistas preciosas de la ciudad y la visita a un castillo que sin duda merecía la pena el esfuerzo.


Pero, sorpresas de la vida, al subir a la cima de la más alta torre, nos encontramos con que había que pagar la entrada al castillo, aaaay, bird bird!! que pajarones que te decían que tenías que pagar una vez que había subido la cuesta.

Nuestra solución fué hacernos unos sandwich de rigor y las respectivas fotos como buenamente pudimos subidos a un murillo.




Una vez abajo, tran nuevas fotos, nos dirijimos a la estación para volver a Münich. Entre otras fotos que recordad que podéis ver aquí, nos hicimos una importante en la tumba de Mozart, ciudadano ilustre de Salzburgo.




Y en el camino que nos llevaba a la estación ocurrió otro hecho que marcaría el resto del viaje, el regalo de Nati.


Pablo decidió que sería buena idea regalar a Nati (He have a girlfriend) una margarita de plástico de metro y medio de tallo. La verdad esque tenía su encanto la florecilla, que parecía que estaba mojada y todo, pero desde luego su transporte sería algo digno de ver.





Una vez en el tren, por supuesto la policía de paisano nos interrogó por si llevábamos contrabando de tabaco. Como buenos italianos.


Al llegar al albergue vimos una oferta de hora feliz que hizo que los ojos se nos pusieran como platos soperos ultragigantes. La oferta en cuestión decía que podríamos adquirir litro y medio de cerveza por 5€ antes de las 8 de la tarde. Esto y la provocación del Wombat nos hizó ponernos un petardo en el culo, para intentar ver el Olimpia Stadion, ducharnos, cenar y beber la cervezaca.


Al final, algo que se podía preveer. No conseguimos ver el Olimpia Stadium y volvimos en forma de bala hacia el albergue.


Una vez conseguido el llegar al albergue a tiempo y estar en la barra en plena hora feliz, ya imaginándonos un supervaso de cerveza donde cupieran ese litraco y medio de cerveza, resultó que el litro y medio venía repartido en dos vasos de 75. Y amigos, no es lo mismo, asique volvimos a pedirnos la normal de 1 litro que ya sabía a poco.




Después de ingerir la cervezaca, nos tumbamos en el patio cubierto que os mencioné el día anterior. Entonces fué cuando ví que unos personajes se habían dejado minutos gratis de internet en uno de lo ordenadores y para mí que iba sin movil, era una bendición para comunicarme con la familia, asique fuí a ello.
De lo que pasó después, seguramente Ángel y Pablo os podrían describir mejor. Básicemente lo que fué, esque el Karma decidió que el robar una manzana era algo bueno, y recompensó a los susodichos con una cerveza gratis, misterios del karma. Si quereis saber como funciona esto del karma os recomiendo que nos os perdais "Me llamo Earl" una de las mejores series que ronda por TV.


Y así es como terminamos nuestros días en Münich, solo quedaba descansar hasta el día siguiente en el que viajaríamos a Füssen. Y con una promesa en los labios, el año que viene volveriamos, en esta ocasión para el Oktoberfest. ¡¡Que se prepare el Wombat!!

martes, 18 de diciembre de 2007

Día 18 - La ciudad de la cerveza (9 de octubre)

Hola chabales.



En la anterior entrada nos dejasteis subiendo en un tren nocturno en Bruselas rumbo a Münich. Lo que tiene un tren nocturno es que no duermes demasiado bien y sobretodo si solo tienes 6 horas, como fué nuestro caso. Esto traerá consecuencias, cómicas sobretodo, que iremos viendo a lo largo de esta entrada del blog.






Muchos pensareis: "6 horas de viaje, entonces llegaríais a las 6 de la mañana a Münich, otra estampa como la de Köln". No hombre, en esta ocasión el tren nocturno nos dejaba en Hannover, y de ahí hasta Münich tocaba cojer un nuevo tren. Esto es el inter-rail.





Un detalle de la estación de Hannover, esque vimos un Marca del día anterior y como por el doble de precio, que ponía a Messi por los cielos, todos sabemos que Messi es bueno, pero yo sabía que para que el Marca lo sacase así, algo tenía que estar liando en España, pero eso es algo que no es prioritario en un viaje como éste, por una vez en mi vida el fútbol es secundario.


Así que, rumbo a Münich.






Por supuesto, este tragineo de tren no nos permitió desayunar como es debido, pero ¡¡aaaaay, bird bird!! esto está todo pensado, nos tomamos un desayuno rico en vitaminas en el propio tren. Ese batido del Spar con galleticas.





Por fin llegamos a Münich y una noticia buena nada más llegar, el albergue a penas estaba a unos metros, ¡¡aleluya!!


Después de hacer las gestiones necesarias en el albergue, que como llegamos antes de tiempo tuvimos que dejar las mochilas "aparcadas" en un armario gigante del albergue, decidimos salir de visita por Münich. Decir que en el albergue habían visitas guiadas gratuitas por la ciudad, pero llegamos tarde para engancharnos a ella, a lo que engancharon a una Argentina que conocimos a la vuelta, maja.
Pues eso es, otra visita, mapa en mano, por una nueva ciudad europea. La verdad esque lo más destacable de la ruta que hicimos, fué este Playmovil gigante.




Nosotros teniamos algo claro, bucábamos lo mejorcito de la ciudad, algo destacable, algo que fotografiar, nosotros buscábamos "MOVIMIENTO" y lo encontramos...





Esque, para los que no lo supiesen, llegamos a Münich un día después de que terminase el Oktoberfest, la mayor fiesta de la cerveza en Münich, coger plaza en el albergue para esos días, del 22 al 8 era prácticamente imposible. Por lo tanto la gente debería estar de un resacón que ni el mismísimo encierro de San Fermín.


Esto desemboca en fotos tranquilas. Pero si hay algo que encontramos aunque no queramos, son los típicos animales de colores que hacían de Ángel un hombre feliz. En este caso leones.





Decidimos volver al albergue a por nuestra habitación y a comer algo. Ya que habíamos vuelto a Alemania, por supuesto nos comimos un kebab como es debido.


En esta ocasión la habitación del albergue era bastante grande y dividida en tres minihabitaciones, sin puerta, con 2 literas cada una, y siendo la última planta, la ventana la teníamos en el techo, todavía desconocemos como se habría y cerraba una ventana que estaba a 5 metros de tu cabeza, menos mal que no llovió.


Por supuesto, después de haber dormido en un tren y estar todo el día anterior dando vueltas por Bruselas y Gante, tocaba ducha. Todos conocemos la tardanza de Pablo en cuanto a higiene se refiere, asique tocaban largos tiempos de espera en los que era inevitable echar una cabezadita, que, cual viaje de fin de curso, el que se duerme es objetivo de decoración por los compañeros de viaje. La verdad esque quedé monísimo.






Después de este episodio postcomida, tocaba ver más Münich. Entre otras cosas que nos encontramos por el camino, visitamos el parque inglés o como lo conocen allí el "Eglischer Garten", oootro parque gigante, verde por supuesto.








Un detalle importante de este parque es que, en el riachuelo que lo atraviesa, en un puente que había donde terminaba el parque, había algo bastante extraño que con la corriente del agua formaba una ola en pleno río, lo cual era objetivo de los surferos germanos, un espectáculo.











Algo destacable también de este parque es la Torre China que había en el centro, una pedazo de torre en la que al pié había un bar donde por supuesto, se bebía cerveza.




Como se puede comprobar en esta última foto, se nos hacía de noche y eso significaba que nos cerraban el supermercado, así que sprint para poder comprar algo de comer.


Había llegado la hora de la cerveza.



Para tal menester, después de cenar una hamburguesa del "burger king" o "McDonalds" no me acuerdo... bajamos al bar del albergue a tomarnos unas "wenas wenas", cervezacas de litro que servían allí por 5€ de la que dimos cuenta. Cerveza típica alemana, buenísima y con una jarra de litro, ¿se puede pedir algo más? Quizá habernos podido entender con las chinitas que había detrás nuestra.








Después de ingerir esa cantidad ingesta de cerveza, para los de la L.O.G.S.E mucha cantidad, muchichísima, tocaba tumbarse un ratico en la terraza del albergue, que direís "¡coño que frío!" nooooo ¡bird bird! que la terraza era cubierta y hacía un calorcito mas bueno, que era perfecto para dormir, porque nos la cerraron que si no.


Y con lo perjudicados que íbamos y ese calorcito tan rico, fué inebitable caer rendido. Lo cual nos dejó esta instantánea, quizá una de las más sugerentes del viaje, aprovechando que Ángel dormía Pablo intentó sobrepasarse con él, sí sí como lo leeís.



Esto duró hasta que nos despertaron porque iban a cerrar, asique subimos a la habitación a dormir que era lo que tocaba, mañana quedaba otro país que visitar, sí sí otro más, aunque fuera fuagazmente.
Pero ya sabeis que eso será otra entrada, tardaré menos tiempo de lo que tardé en escribir ésta, os lo aseguro, pero si no me comentais pues me estanco.
Ale, ¡¡talué viajeros!!